Precaución con los "Perritos Panteoneros" de Manantial Xilotepec


La frase que da título a este texto es un letrero que el Maestro Chamán Serpiente de Madera decidió poner en la carretera antes de llegar a Manantial Xilotepec, un antiguo pueblo de Xochimilco, México, que es su tierra natal.

Ahí, todos los años, al lado de la Chamana Salamandra de Obsidiana, preside una Ceremonia de la Luna Llena de la Diosa Chanticopatrona de esa región, protectora del hogar, deidad de los volcanes, dueña de los tesoros ocultos y del fuego que anima al corazón (por lo que se le asocia al planeta Venus). 

Los rituales que inician a la medianoche de ciertas fechas establecidas en ceremonias mágicas, y que acaban al amanecer, al despuntar el sol, se llevan a cabo en la cueva del lugar. 

La cueva está dentro del cementerio... ¡Bueno! Todo el pueblo está en el cementerio y la cueva siempre está cubierta por la lápida de una tumba marcada ex-profeso para que la reconozcan quienes van a participar en los rituales. 

Según el Maestro Serpiente de Madera, aunque cualquier persona puede llegar e incorporarse a los rituales, es preferible que los participantes lleguen a Manantial Xilotepec acompañados de los Chamanes, pues dentro del cementerio hay una jauría de "perritos panteoneros" que acompañan día y noche al enterrador en jefe y -- de acuerdo con lo que comenta Serpiente de Madera -- los "perritos panteoneros" son extremadamente agresivos con humanos y animales forasteros porque son naguales que no quieren que ningún mortal invada su territorio.

El Maestro Serpiente de Madera cuenta que el enterrador en jefe del cementerio está ahí desde que su tatarabuelo era un niño y probablemente trabaja ahí desde antes. Aunque es un hombre afable y a veces muy bonachón, el chamán no aconseja a los humanos socializar con él. El enterrador en jefe es el único que controla a la jauría de "perritos panteoneros", pero puede suceder que él de acuerdo con su humor, los azuce en contra de los visitantes sin invitación.

Sin embargo, Serpiente de Madera asegura que los "perritos panteoneros" lo reconocen como el dueño y señor del Manantial Mágico y lo respetan. Dice que él se ganó ese título y así nunca hay peligro en Xilotepec para quienes se presenten en el lugar acompañados del Chamán.

Por cierto, esa misteriosa ceremonia de Chantico, la diosa que preside el ciclo tolteca de 52 años no tiene una fecha definida en el calendario moderno.  Desde siempre se le dedica a Chantico el día 9 perro o chiconahui izcuintli para marcar el Tiempo de Fuego Nuevo en el Ombligo de la Luna. No obstante, los Brujos de la Toltequidad (o más propiamente Toltecayótl), saben las cuentas secretas de los días y las noches para hacer los rituales de Manantial Xilotepec de donde siempre se sale empoderado, rejuvenecido y bendecido.